Fue un partido de esos bonitos, de esos que hay nervios, dedos cruzados, miradas al cielo y uñas mordidas. Un partido que para variar, nosotras entramos tarde y no pudimos ver el primer gol de nuestro Atleti por estar intentando llegar a nuestro sitio. A pesar de haber marcado gol, no las teníamos todas con nosotras y no confiábamos mucho en ganar el encuentro. Pero poco a poco, y entre todos, fuimos creyendo. Animando, haciendo retumbar nuestras voces y despertando al eco en el Calderón. Quedaban escasos minutos para el final del partido y seguíamos soñando. Seguíamos animando, saltando gritando...y como por arte de magia llegó. 2-1. El calderón se convirtió en una fiesta, botaba, saltaba, se emocionaba, sonreía...miles de corazones latían muy fuerte de emoción, de felicidad. Y por fin sonó el ansiado pitido que indicaba el final del partido. Ganamos a un rival fuerte.
Este Atleti...ha vuelto. Hemos vuelto.
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