Ayer fue un día de esos en los que se
tienen muchas expectativas de un gran
partido y al final solo de quedo en eso, en expectativas.
Fue un partido malo, de los que
aburren y eso se notó hasta en la grada. Nos dejamos contagiar por esa monotonía,
ese aburrimiento y nos costaba animar y tirar de los que no animaban.
Pero aún así, ambos nos animamos,
quizá tarde, pero lo hicimos. A tan solo dos minutos para acabar el partido el
Calderón se despertó y enseñamos a los checos lo que era nuestra casa. La
adrenalina se notaba, los nervios y la tensión y ahí estaba nuestra oportunidad
de ganar. La última del partido. Todo el estadio en pie, todos animando, dedos
cruzados, el corazón en un puño…y GOLAZO del Cebolla. El templo vibró, y se
ahogó entre los gritos de Atleti, Atleti. Se nos había olvidado lo que era
sufrir hasta el final, y lo bien que saben estas victorias (a pesar del pésimo
partido)
Y como siempre, el domingo volveremos a estar contigo, esta vez defendiendo
la camiseta ante el Málaga. A por ellos Atleti.
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