Yo me voy al Manzanares...

domingo, 6 de noviembre de 2011

EL NÚMERO 12

Eran las 17.30 del jueves 3 de noviembre. Ana estaba en su casa haciendo Plu, y yo mirando un trabajo de Teoría de la empresa Informativa. Estábamos agobiadas. El partido era a las 22.00, pero teníamos que salir de casa como muy tarde e las 18.30 por el atascazo de todos los días, y encima con lluvia…
A pesar de que Ana tuviese entrega al día siguiente, y yo quedase en la uni para hacer el trabajo, fuimos. A las 18.30 estábamos de camino al Calderón. Llovía, hacia frio, y no era un día nada apetecible.
Llegamos a los aledaños y conseguimos aparcar dónde la grúa. Seguía lloviendo pero ahí estábamos. Compramos unas chuches (no nos apetecía tomar nada) y entramos pronto al estadio. Fuimos al puesto a comprarnos un chubasquero que teníamos reservado y esperamos al comienzo del partido.
El Calderón estaba prácticamente vacío, pero la grada visitante estaba llena de italianos. A reventar.
Poco a poco la gente empezó a entrar, el fondo estaba lleno, pero el resto del estadio tenía más butacas que personas en ellas.
Y comenzó el partido. Gol de Adrián. A los pocos minutos,  otro gol de Adrián. Increíble…El Atleti dominaba el partido, recuperaba balones…e íbamos ganando. La gente animaba como siempre, pero eran más los que estaban callados.
Segunda parte, gol de Diego. El Calderón comenzó a animarse. La grada cantaba entera, no se oía nada más. Todos cantando al unísono por nuestro Atleti como se cantaba antes, de verdad, sintiéndolo. Seguimos dominando el partido y nosotros con ellos desde las gradas. Y llegó. Gol de Falcao; el tigre por fin volvió a marcar. Y volvió el número 12 a rugir.
Es en estos momentos en los que uno mira a su alrededor y se le pone la piel de gallina, siente un escalofrío al respirar ese aire especial que hay en el Calderón, esa magia que engancha, ese Atleti que un día te da una de cal y otro una de arena, ese Atleti que un día te hace llorar de desilusión y tristeza, y otro de alegría, porque yo lo he hecho.
Por esto seguimos siempre…porque esos momentos son los que hacen que este sentimiento sea increíble. Son los que hacen que cuando recuerdes esa tarde y otras muchas se te pongan los pelos de punta sólo de recordarlo.
El número 12 no falló, el equipo tampoco; y el Udinese…conoció el infierno rojiblanco.


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