Yo me voy al Manzanares...

miércoles, 25 de abril de 2012

ME MATA, ME DA LA VIDA


Jueves 19 de abril, aparentemente un día normal, pero no lo era. Jugaba  el Atlético de Madrid la ida de las semifinales de la Europe League contra el Valencia.
Eran  las 19.00 horas aproximadamente cuando  llegamos a los aledaños del estadio Vicente Calderón. El ambiente que había era  diferente, se podía respirar alegría, nerviosismo y entusiasmo a la par que se escuchaba en cada rincón cánticos rojiblancos.
 No había una calle de la rivera del Manzanares que no estuviese vestida de rojo y de blanco.
Llegaron las 21.00 de la noche y el estadio vestía un tifo en el que se podía leer: DESTINO BUCAREST. La afición rojiblanca sueña con volver a una final, pero su rival valenciano también.
Bufandas, banderas y ¡Atleti, Atleti! abrieron el encuentro.
Los rojiblancos salieron con ganas de llevarse el partido; luchaban todos los balones, recuperaban el esférico y el Valencia estaba como dormido.
Llegó el minuto 14 de la primera parte, y Falcao hizo de las suyas poniendo el 1-0. Desde ese momento el Atleti volaba, jugaba, controlaba el esférico; y los de Emery tenían que aprovechar cualquier oportunidad para poder frenar al conjunto colchonero.
Pero como ya sabemos, en el Calderón, si no se sufre un poco, no es el Calderón. Así que, a pesar del dominio del conjunto colchonero durante toda esta mitad, antes de finalizar la primera parte el Valencia empató el partido gracias a Costa y Jonás, y nos fuimos al descanso con un 1-1 en el marcador.
Comenzaba la segunda parte, y el Atleti salía con ganas de más. La afición no dejaba de animar, y los rojiblancos querían ganar. Y así lo hicieron. Miranda, después de un saque de banda de Diego, encajó el 2-1, desatando la locura en las gradas del Calderón. Pero no conformes con eso, Adrián, hizo el tercero para los de Simeone. El Valencia no sabía dónde meterse, y el Vicente Calderón botaba, cantaba, animaba, empujaba al equipo y quería más.
El Atleti dominaba el partido, controlaba el esférico, jugaba.
Era de esos partidos que gusta ver, entretenido, bonito, con jugadas, cambios de balón y todo acompañado de un ambiente de fiesta rojiblanco.
Los colchoneros llegaban, y aunque no conseguían meter el esférico en la portería, no se hundían y seguían con ganas de más. Hasta que llegó. Falcao en el minuto 77 se inventó un gol de un balón suelto por la derecha. El Tigre controló, esquivó a dos defensas, buscó la frontal y sacó un latigazo con la zurda que quitó las telarañas de la escuadra de Alves. Y el Calderón rugía, vibraba, ponía la piel de gallina y los pelos de punta. Sólo se veían bufandas y banderas al grito de Atleti.
Todo el estadio haciendo la ola a los suyos, toda la familia rojiblanca en pie, todos los corazones latiendo al unísono, pero, como hemos dicho antes, el Atleti es el Atleti y el tiempo parecía que se había parado.
A pesar del 4-1 en el marcador, y que el Valencia estaba fuera del partido, los de Emery tiraron de la única arma que le había dado resultado: la zurda de Tino Costa. El Calderón era una fiesta esperando el pitido final cuando el zurdo sirvió un balón desde la izquierda que Ricardo Costa cabeceó, inapelable, a la red. Era el 4-2, que da un poco de aire al Valencia para la vuelta.
Y por fin sonó el tan ansiado pitido del colegiado en el Calderón, que despedía a sus jugadores con una ovación y ese mal sabor de boca que les había dejado el último tanto de los valencianos. Aún así la alegría reinaba por las calles y caras de todos los aficionados rojiblancos, aunque no se dejaba de ver esa pequeña mueca de preocupación que decía: nos toca seguir sufriendo en la vuelta.
Y así es. El Atlético de Madrid se volverá a ver las caras con el Valencia el día 26 de abril en Mestalla. Los de Simeone van con ventaja, pero este Atleti, nunca se sabe.
Lo que si se, es, que momentos como estos, como los de hoy, son los que responden a la pregunta de: ¿Papá, por qué somos del Atleti?

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