Esta situación me recuerda a hace dos años. Tenía la misma sensación,
las mismas ganas.
Mi Atleti jugaba la UEFA. Y sabía que íbamos a llegar a la final, que
nos la íbamos a traer a casa. Recuerdo que vivií esos partidos como si fueran
el último. El corazón se me salía, los nervios me hacían reir y llorar, y el
atleti me hacía creer en él.
Y lo conseguimos. Fuimos a Hamburgo, nos enfrentamos en la final al
Fulham, y nos trajimos la copa a casa. Recuerdo ese día y la piel se me eriza,
los pelos se me ponen de punta y una sonrisa ocupa mi cara. Ese día lloré, reí…
fue increíble.
Ahora, nos encontramos en una
situación no igual, pero semejante. Las ganas no faltan, soñamos todos muy fuerte
y estamos ahí, como siempre.
Esta temporada hemos pasado
muchas cosas juntos. Empezamos la temporada sin ilusionar, como sin ganas,
enfadados, perdiendo. Pero, poco a poco hemos conseguido ser los de siempre, luchar por dónde nos merecemos estar.
Ganamos al BJK de Simao en casa (grande Simao), al Granada de nuestro
Abel, volvimos a ganar a los turcos en lo que ellos decían que era “el infierno”,
y ahora nos tenemos que enfrentar a rivales como el Hanover o el Mallorca. Que
se preparen, que este Atleti no va a dejarse vencer fácilmente.
Intento cada día que aquellos que
no entienden este sentimiento lo hagan, pero solo puedo decirles, que para
entenderlo, tenéis que sentirlo, ir al Calderón, cantar, animar, contagiaos de
esa atmósfera especial que hay cada día de partido, respirar ese aire de
nervios, emoción…
¡Qué grande eres Atleti!
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