Tras un largo periodo sin
escribir, he decidido intentar retomar todos los frentes que tenía abiertos,
dedicar un poco de tiempo a algo que tanto me gusta: escribir sobre mi Atleti.
Nunca he querido que mis post
sean como el resto. En todas las redes sociales hay foreros de este equipo (y
de otros muchos) y últimamente parece una guerra de a ver quién siente más los
colores, olvidando dónde se demuestra de verdad ese sentimiento.
Hoy tengo un poco de nostalgia
por los años pasados. No tiene que ver con el equipo ni mucho menos porque
estamos en un momento increíble (ya dije que resurgiríamos como el ave fénix).
Me refiero a los sentimientos. A sentir de verdad, no a los que ponen mil fotos
o tuits de “Atleti te quiero”.
Recuerdo aquellos días en los
que el día que jugaba el Atleti era diferente. Íbamos a casa, a ver a nuestros
amigos. Era un día especial. Todos sabíamos quiénes éramos y ahora…ahora todo
es diferente. Tan diferente que los de siempre no entran, y los nuevos te
“echan” de tu sitio. Niños con bengalas, niñas enseñando de más, y gente que va
a la moda. No señores, el Atleti no es un equipo de moda (aunque ahora salgan
atléticos de debajo de las piedras). Es un equipo del corazón, o como el gran
Cholo dice “del alma”, que es eterna.
Sé que las cosas cambian, que
tenemos que adaptarnos a las nuevas situaciones y aceptar a los nuevos, pero
esto es pasarse.
Llegas a tu casa y no conoces a
nadie. Lo siento pero no me gusta. Y no. No voy a hacerme mil fotos con la
camiseta del Atleti, ni voy a decir que soy más del Atleti que nadie, porque no
me gusta.
Creo que esto se hunde señores,
y nos toca sacar a flote lo que nuestros mayores llevan tantos años manteniendo
y luchando. ¡Vale ya de tonterías cojones! ¡Que siempre hemos sido de la mejor
afición! y ahora… solo somos aficionados on-line.